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17 y nos entonen una elegía;
que nuestros ojos derramen lágrimas,
que destilen llanto nuestros párpados.
18 Voces de duelo llegan desde Sión:
“¡Qué desolados estamos,
qué terrible decepción!
Hemos abandonado el país,
nos echaron de nuestras moradas”.
19 Oíd, mujeres, la palabra del Señor,
escuchen vuestros oídos la palabra de su boca.
Enseñad una endecha a vuestras hijas,
cada una a su amiga esta elegía:

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